Aranda de Duero

Diócesis de Burgos

CUARESMA 2023

 

 

La Cuaresma es el camino para purificar nuestro corazón, quitar de él todo aquello que nos aparta de Dios, quitarnos todo lo que nos impide ser comprensivos con los demás, quitarnos todos nuestros miedos y todo lo que nos hace apegarnos a nosotros mismos alejándonos de Dios. Empieza con la imposición de la ceniza y es el periodo de preparación para la Pascua. La ceniza cae sobre nuestras cabezas y nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, quédate con lo que llena la vida de sentido: Dios. Tu padre que ve en lo secreto, te recompensará. Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos dice San Pablo.

 

Que el fin de este camino cuaresmal, sea tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con sencillez, y que al mismo tiempo esa búsqueda se convierta en una purificación de nuestro corazón, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón, y que la penitencia transforme nuestras almas, en almas dispuestas a encontrarse con el Señor.

 

 

“Que la Cuaresma sea para todos los cristianos una experiencia renovada del amor de Dios, que se nos ha dado en Cristo, amor que por otra parte cada día debemos “volver a dar” al prójimo, especialmente al que sufre y al necesitado. Solo así podremos participar plenamente de la alegría de la Pascua.

 

Que María, la Madre del Amor Hermoso nos guíe en este itinerario cuaresmal, camino de una auténtica conversión al amor de Cristo.” (Benedicto XVI. 2007)

 

 

 

 

 

 

 

 

Si fuéramos... la Cuaresma sería…

 

 

- Si fuéramos automóviles, la Cuaresma sería el tiempo de cambiar el aceite y afinar el motor.

- Si fuéramos jardines, la Cuaresma sería tiempo de fertilizar nuestra tierra y arrancar las malas hierbas.

- Si fuéramos alfombras, la Cuaresma sería tiempo de darles una buena limpieza con el aspirador o una buena sacudida.

- Si fuéramos baterías (pilas), la Cuaresma sería tiempo de recargarlas.

 

 

Pero no somos ninguna de estas cuatro cosas:

 

- Somos personas que, quizá, muchas veces hemos hecho cosas malas y necesitamos arrepentirnos de ellas. De aquí la necesidad de hacer una buena confesión.

 

- Somos personas que muchas veces nos dejamos llevar por nuestro egoísmo y que, por lo tanto, necesitamos empezar a pensar en los demás. De aquí la necesidad de la limosna.

 

- Somos personas que muchas veces perdemos de vista el fin para el que fuimos creados por Dios. Necesitamos, pues, recobrar la vista. De aquí la necesidad de la oración.

 

 

(Web católico de Javier)

 

 

 

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