Aranda de Duero

Diócesis de Burgos

CUARESMA 2022

 

 

 

Lema: "Camina alegre con Jesús" El cartel de Cuaresma son las cinco semanas de recorrido hasta llegar a la Semana Santa.

 

 

Son esos escalones que vamos subiendo hasta llegar al calvario para llegar a descubrir el Amor de Dios por nosotros.

 

La primera semana es la palabra, la segunda semana es la oración, la tercera semana es el bautismo la cuarta semana es cuidar nuestras palabras y la quinta semana es no juzgar a los demás.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN

 

(Tomado del, mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2022 «No nos cansemos de hacer el bien»

 

 

La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación. Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. Efectivamente, incluso los mejores recursos son limitados, «los jóvenes se cansan y se fatigan, los muchachos tropiezan y caen» (Is 40,30). Sin embargo, Dios «da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto. Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, vuelan como las águilas; corren y no se fatigan, caminan y no se cansan» (Is 40,29.31). La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (1 P 1,21), porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (Hb 12,2) podemos acoger la exhortación del Apóstol: «No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9).

 

No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Durante esta Cuaresma practiquemos la limosna, dando con alegría (2 Co 9,7). Dios, «quien provee semilla al sembrador y pan para comer» (2 Co 9,10), nos proporciona a cada uno no solo lo que necesitamos para subsistir, sino también para que podamos ser generosos en el hacer el bien a los demás. Si es verdad que toda nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida (Lc 10,25-37). La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar (y no evitar) a quien está necesitado; para llamar (y no ignorar) a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar (y no abandonar) a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados

 

 

 

 

 

 

“SABÉIS QUE AYUNO QUIERO YO” Dice el Señor

 

 

Ha llegado el tiempo de la cuaresma, que la limosna nos ayude a no ambicionar riquezas, la oración a poner en el Señor la vida y la esperanza y que el ayuno nos demuestre que no solo se vive de pan, porque la cuaresma no es sinónimo de tristeza. Para los que tienen fe no hay tristezas sino renuncias voluntarias que nos animan y reconfortan en el camino de la conversión.

 

“Sabéis que ayuno quiero Yo” dice el Señor. Romper las ataduras de iniquidad, dejar libres a los oprimidos, partir el pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo, vestir al desnudo… entonces el Señor te oirá… (Is 58,6-9).

 

Dijo Jesús a sus discípulos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre Celestial.

 

Por tanto cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas, con el fin de ser honrado por los hombres; os aseguro que el que actúa así ya ha recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, te lo pagará.

 

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú en cambio cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza al Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.

 

Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú en cambio, cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara para que tu ayuno lo note, no la gente sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre que ve en lo escondido, te lo recompensará”. (Mt 6,1-6.16-18).

 

 

 

 

 

 

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