Aranda de Duero

Diócesis de Burgos

 

 

NAVIDAD 2022-2023

 

 

Este año el Pregón de Navidad ha sido a cargo de Sor Carmen de la parroquia San Juan de la Vera Cruz.

 

 

 

 

 

 

PREGÓN DE NAVIDAD 2022

 

 

 

Junto a los Profetas que soñaron al Mesías, junto a los ángeles que anunciaron su llegada, junto a los poetas que cantaron su nacimiento…, hoy quiero ser también, ángel y profeta y daros la gran noticia.

 

Aún nos envuelve el Adviento, nos prepara para renovar nuestro ritmo de vida, tiempo de esperanza, pero tú y yo ¿qué esperamos?, serán las luces de colores que nos deslumbran y nos impiden ver lo que de verdad entraña este tiempo?

 

La noche empezó a enviar señales y dones dentro de una cueva de Belén, sí, allí se fraguó todo el misterio que anunciaron los ángeles, sin otra compañía que José y María y el aliento de la mula y el buey, como si de un sin papeles más de los que hoy recorren las calles sin que nadie les permita ser de los nuestros; nació el sol de Justicia que llenó de vida y calor a cuantos se acercaron a él, ¿qué le llevarían?

 

El deseo de Dios se abre a la esperanza, pero…¿cómo suscita Dios la esperanza? Viviendo con la fe puesta en lo alto, como José y María, ellos no se dejaron atar por el presente y… caminando en silencio fueron anunciando lo que creyeron de parte del ángel, aún sin ver se fiaron del mensaje.

 

Paso a paso vemos como Dios nos pide una actitud diferente para recibir a Jesús.

Juan el Bautista se presenta preparando el camino del Señor, yo me pregunto: ¿encontrará este mundo el camino de conversión que el profeta nos anuncia?, ¿conocerán a este Niño? A los pastores ante la duda les dijo: “Encontrareis al Niño envuelto en pañales y como cuna un pesebre”.

 

En este pesebre comienza Dios su aventura de Amor entre los hombres, no le encontrareis entre los poderosos sino entre los más débiles, no está en lo grande sino en el pobre y pequeño.

Para nosotros, ese encuentro con el misterio debe tener alguna consecuencia práctica. No sólo por celebrar algo que ocurrió, sino algo que sigue ocurriendo. Porque al encontrarnos con lo divino algo debe cambiar en nuestra vida. Por eso:

 

Si tienes tinieblas, enciende tu faro: La Navidad es luz. Es tener las lámparas y las velas encendidas. “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande”. Y recuerda: la mejor luz es la que viene de dentro. Así que a “encenderse tocan”. Vamos a encendernos en el sol que nace en Belén.

 

Si tienes amigos, búscalos. La Navidad es encuentro. No se puede celebrar la Navidad a solas. La Navidad es mesa común. Dios salió al encuentro del hombre al principio de la historia y, por fin, lo encontró en Navidad. Ya no podemos  hacer otra cosa más que buscarnos unos a otros, encontrarnos... y caminar juntos.

 

Amigos, ¿qué es para ti y para mi la Navidad? Cómo podemos vivirla?

 

               - Acompañando al hermano herido, que vive sin consuelo ante tanto desamor.

 

               - Salir de sí mismo para encontrarle  en el otro.

 

               - Siempre con la mirada puesta en Dios que viene en Navidad y cada día, porque Navidad tiene que ser tú y yo dando esperanza y dejando la luz de Belén donde quiera que vayamos.

 

               - Tener una mirada acogedora y benévola hacia el prójimo.

 

               - Mirar y dejarse mirar como Jesús a quien encontremos en nuestro vivir de cada día.

 

 

 

                         ¡¡¡  FELIZ NAVIDAD  !!!

 

 

 

                                                   

 

 

 

 

 

EL DESLUMBRAMIENTO DE LA NAVIDAD

 

 

“La Palabra era vida y la vida era la luz de los hombres”. Pero, las Navidades, con sus luces y sus colores, sus adornos y el afán por consumir puede que, lejos de ser una escalera por la que acceder para ver más y mejor la LUZ se conviertan en un obstáculo para no vivir según esa LUZ DE DIOS. ¿O no es así?

 

 Un niño, cuando llega una casa, lo impregna todo de luminosidad, de optimismo, de ilusión; se prepara una habitación con todo confort para que, el descanso y los cuidados de esa criatura, cuenten con todos los medios necesarios. Pero ¿os imagináis que fuera más importante la cuna que el niño? ¿Más atractivo el traje que lleva que el cuerpo que esconde? Y es que, el Niño de Belén, el Dios Encarnado. ¡Lo tiene tan difícil para llegar hasta nosotros! En el tiempo que le tocó nacer, por la incredulidad y la desesperanza (Herodes y la cerrazón de los que esperaban un Dios distinto) su nacimiento no fue noticia. ¿Lo es hoy? ¿En dónde ponemos el acento? ¿En la luz del evangelio o en las luces que parpadean por nuestras calles? ¿Son las luces que nuestros hogares destellan signo de la fe que se vive dentro? ¿Es LUZ, el Niño Dios, en la mesa y en el matrimonio, en la casa y en nuestras relaciones? Malo será que, las navidades, sean jornadas llenas de abetos, de mesas sembradas de turrones, calles ambientadas con música…pero con corazones sin recibir al Señor.

 

 ¡Qué gran reto tenemos en la Iglesia de hoy! ¿Cómo presentar a Jesús a un mundo que piensa que ya vive en la luz? ¿Cómo llevar a Cristo a personas que viven atrincheradas en su pragmatismo, comodidad o en “sólo creo lo que veo”? ¿Cómo acercar a Jesús, pobre y humilde, a una sociedad caprichosa, egoísta y egocéntrica? “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver” (gran filosofía encierra este refrán). Cristianos que, fueron felices siéndolo, pero que ahora son alérgicos a todo lo que suene a cristiano. Cristianos que, bajo el paraguas de una falsa y amplia tolerancia, son capaces de aceptar la irrupción de otras religiones y, en cambio, cruzan sus brazos ante la ridiculización de lo cristiano. ¿Dónde ha quedado la luz cristiana que, en las conciencias y en nuestra sociedad, ha sido fuente de inspiración y, por qué no decirlo, la cimentación sólida de nuestras democracias? Hoy, como entonces, hay muchas resistencias al reinado de Jesús. En algunos momentos puede que, la Iglesia, no haya estado a la altura; que la deserción de muchos cristianos se deba a la falta de testimonio de aquellos que decimos ser heraldos y palmatorias de la luz del Señor. Pero, también es verdad, que los hirientes fogonazos que desprende el aparato eléctrico de la sociedad no ayudan, ni de cerca ni de lejos, a descubrir y permanecer con los ojos de la fe atentos a la LUZ que Jesús nos trae.

 

 Siempre me ha llamado la atención cómo un circo, cuando acampa en una gran ciudad o en un pequeño pueblo, cambian totalmente su atuendo para lograr una sonrisa de los espectadores. Dios se ha hecho hombre. Ha mudado, su rostro divino, por la cara humana. ¿Qué ha conseguido con ello? ¿Entretenernos? ¿Hacernos sonreír? ¡No! Nos ha desconcertado. Estamos acostumbrados a que, las cosas, se nos presenten a lo grande, perfectas y bien decoradas. Dios, con su venida, no pretende ni mucho menos montar un circo; quiere la salvación de las personas (no su entretenimiento); anhela una respuesta gratuita (sin pago previo); desea un reconocimiento, un acto de fe por nuestra parte de su divina humanidad (no un aplauso). Ojalá que seamos capaces de seguir acogiéndolo. Que nada enturbie ni distraiga nuestra mirada. Que nadie anteponga otros personajes al protagonista auténtico de estos días santos y cristianos: Jesús nacido en Belén. Ojalá, que el día en que cerremos los ojos al mundo, podamos decirle al Señor: cuando viniste, Señor, te recibí con un corazón bien dispuesto. Ahora que voy a Ti, Señor, acógeme en tu luz eterna.

 

 

 

 

 

¡ESE ES JESÚS!

La luz que, en la en la oscuridad, indica y asegura el sendero de la auténtica vida

de la gracia, frente al pecado, de la bondad, frente al mal.

 

¡ESE ES JESÚS!

Razón de existencia, cuando languidecen las promesas del mundo

Noticia, y de la buena, ante presagios inciertos o malos augurios.

 

¡ESE ES JESÚS!

Golpea a la puerta, y sin imposición alguna, espera nuestra respuesta.

Viene para enseñarnos el rostro de Dios. Un Dios vivo, eterno, divino y humanado

Un Dios que, por darse tanto, quiere caminar a una con nosotros aquí en la tierra, en nuestro pequeño mundo.

 

¡ESE ES JESÚS!

El que, al nacer en Belén, con aliento divino desplaza toda tiniebla y la noche indefinida.

El que, siendo pequeño, nos hace grandes. El que, siendo grande, ante El somos pequeños.

 

¡ESE ES JESÚS!

Necesitado, como hombre, de nuestro cariño y ofreciendo, como Dios, amor eterno.

Recibiendo, como hombre, nuestras ofrendas y repartiendo, como Dios, gracias divinas.

 

¡ESE ES JESÚS!

La luz del mundo, aunque el mundo se resista. La luz del hombre, aunque el hombre mire a otro lado. La luz del corazón, aunque esté inclinado hacia otros dioses.

 

¡ESE ES JESÚS!

Conocido y amado por millones de hombres. Acogido y rechazado por otros tantos.

Proclamado por miles de heraldos de nuestro tiempo. Aclamado y bendecido, renegado y perseguido. Pero, su luz, nunca la podrá sofocar todos los destellos del mundo. Amén.

 

(Javier Leoz)

 

 

 

                                            

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