Aranda de Duero

Diócesis de Burgos

                       CUENTO DE NAVIDAD 2020

 

En este año, en el que los besos están prisioneros por las mascarillas, y los abrazos atados por el pringoso gel desinfectante, nos encontramos con Luisa vestida de tristeza y con su pensamiento puesto en la nube más negra del cielo. Tiene entre sus manos la caja de los adornos Navideños, donde también guardó al Jesusito en su pesebre y unos cuantos ángeles del portal.

¡¡No, este año no!! se decía con pesadumbre mirando embelesada la caja.

 

En este año de pandemia y dolor ¡¡No me quedan fuerzas para enfrentarme a la Navidad! Al Espíritu de la Navidad se le ha comido el bicho este que nos acecha, como ha hecho con mi Pedro, juntos durante 40 años y se fue solo y sin poder despedirse. ¡¡ Maldito bicho!!

 

Además, acababan de llamar los hijos para decirla lo que más temía, que no iban a venir… “Mamá no queremos contagiarte, entiéndelo”. Este bicho acaba con todo, pensaba Luisa un día sí y otro también, hundiéndose un poco más en el desánimo.

 

Se bebió su vaso de leche como acostumbraba, y se quedó dormida en el sofá. Al poco un revolotear de alas la despertó. ¡¡Ni descansar la dejan a una!!, dijo entre dientes. Se levantó sin ganas a ver que era ese alboroto y…Los ojos se la abrieron como platos, no lo podía creer, allí estaba su Pedro abriendo la caja de Navidad, rodeado de luz y con un montón de angelitos juguetones revoloteando a su alrededor, en sus manos el niño Jesús no paraba de reír, y con dulzura Pedro la dijo: “Acércate mujer, no te pierdas esta maravilla”, y la entregó al niño Jesús, que la miró con una ternura infinita. En ese momento algo cambió en el interior de Luisa, la luz iluminaba todo lo que antes era sombra, los ojos del niño la llegaron hasta su corazón, la sonrisa de Jesús y la sonrisa de Pedro la llenaron de fuerza y la cambiaron el alma, y el Espíritu de la Navidad se liberó, los besos prisioneros de las mascarillas, la salieron por los ojos, y los abrazos atados se liberaron y se amarraron a su corazón. ¡Oh! milagro, se había liberado la Esperanza. Luisa con la alegría del niño se hizo niña y con la ilusión de sentirse querida y acompañada se despertó.

 

Corrió como un pajarillo liberado hacia la caja de los adornos de Navidad, la abrió y cogiendo la figurita del Niño la apretó contra su pecho…otra vez sintió el calor de la sonrisa de su Pedro y con una inmensa alegría se dispuso a llenar la casa con los adornos navideños, las risas de los ángeles llenaban todos los rincones, y la luz lleno la casa, y la alegría y la esperanza y…se sentía afortunada porque esta Navidad tan distinta a otras, la había regalado su luz, ya no se sentía sola, ahora era luz que tenía que repartir entre todos, entre sus hijos aunque no vinieran este año, “¡por lo menos están bien!” gracias Señor”. En su portal, en su barrio…allí donde hubiera tristeza ella haría llegar la luz de Jesús hecho niño.

 

 

  “FELIZ NAVIDAD”

 

CUENTO DE NAVIDAD 2020

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